Dios quiere que todos los hombres se salven. Pero al mismo tiempo Dios ha concedido al hombre el libre albedrío, el terrible privilegio de condenarse al Infierno o de merecer el Cielo [...]. La doctrina del libre albedrío [...] Llega un momento en que el hombre resuelve ser un demonio [...] o un ángel. Quienes se condenan al Infierno (ya que Dios no condena a nadie) se sienten atraídos por los demonios [...]. Dios deja que los espíritus infernales estén en el Infierno porque sólo en el Infierno pueden ser felices. ... desde hace años supuse que cada quien se condena a su propio infierno, y el sufrimiento ajeno le es menos a cada quien pues nada comparado a la laceración propia, solo que una cariñosa mano calma tu dolor y una suave voz susurra algo de paz... ... los Dioses del Olimpo solo temían a una cosa, al olvido, lo único que los hacia vulnerables, lo que paradojicamente les hacia mortales, tanto como los demas mortales que habitamos la faz de una roca levemente iluminada por un sol frio e indiferente... ... el olvido tiene sabor propio (nada mas amargo que el olvido) y se rodea de sombras que nublan tu visión, y no conosco silencio mas ensordecedor que aquel que posee el olvido...
2007/09/24
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san-damian
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lunes, septiembre 24, 2007
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