2007/09/24


Dios quiere que todos los hombres se salven. Pero al mismo tiempo Dios ha concedido al hombre el libre albedrío, el terrible privilegio de condenarse al Infierno o de merecer el Cielo [...]. La doctrina del libre albedrío [...] Llega un momento en que el hombre resuelve ser un demonio [...] o un ángel. Quienes se condenan al Infierno (ya que Dios no condena a nadie) se sienten atraídos por los demonios [...]. Dios deja que los espíritus infernales estén en el Infierno porque sólo en el Infierno pueden ser felices.

... desde hace años supuse que cada quien se condena a su propio infierno, y el sufrimiento ajeno le es menos a cada quien pues nada comparado a la laceración propia, solo que una cariñosa mano calma tu dolor y una suave voz susurra algo de paz...

... los Dioses del Olimpo solo temían a una cosa, al olvido, lo único que los hacia vulnerables, lo que paradojicamente les hacia mortales, tanto como los demas mortales que habitamos la faz de una roca levemente iluminada por un sol frio e indiferente...

... el olvido tiene sabor propio (nada mas amargo que el olvido) y se rodea de sombras que nublan tu visión, y no conosco silencio mas ensordecedor que aquel que posee el olvido...

Posted by ... san-damian ... lunes, septiembre 24, 2007
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3 comentarios:

Unknown dijo...

Tecnicamente eso no friega su teoria del antiblog

Vicky dijo...

realmente no entiendo cuál es la cosa con el infierno de los seres humanos...

Por un lado toca seguir a jesucristo por ejemplo y "ser y hacer como él" sin embargo a pesar que él pasó tres días en el infierno... nosotros debemos correr asustados... será que los verdaderos maestros asaltan el infierno por sorpresa y ascienden al cielo...

será que son sólo conceptos humanos?...

será que nosotros somos el paraiso infinito?...

"el dolor que llevas dentro, es el amor que te niegas"
ser de andrómeda

san-damian dijo...

Algo oxidado y sorprendido (se supone que nade lee los puntos suspensivos), recuerdo que cuando escribí esto citaba el infierno que describio alguna vez Borges, un infierno donde es casi imposible salir por que eres tu quien decide entrar y estar allí, a nadie se obliga a entrar al infierno, mucho menos a quedarse, pero la culpa propia es la que exige castigo, tal vez uno poco satisfactorio, y se entre en el circulo vicioso del abandono

 
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